Esta técnica, juntamente con mi forma personal de enseñar, crea un equilibrio entre lo técnico y lo artístico muy bueno. De manera que la/el estudiante consigue llegar a cantar canciones que no podía, pero, además, disfruta, se supera, crece como artista y entiende que lo técnico no es nada sin lo pasional, y que sólo lo pasional no es tampoco suficiente. Esta conclusión y poder llevarla a cabo, es oro.